En la Casa San José de Cochabamba, la Comunidad de San Pablo combina la reinserción familiar con la escolarización de los niños
En la Casa San José, que tiene por objetivo la reinserción familiar de niños alejados de sus hogares, que se encuentran viviendo en las calles de Cochabamba, se está viviendo un conflicto de prioridades, al que recientemente hemos tratado de buscar solución.
Cuando los niños llegan al centro comienza un periodo de trabajo intensivo en el que los educadores, la psicóloga y la trabajadora social se ocupan de los aspectos psicológico-emocionales del niño, así como de sus hábitos y disciplina, a través de diversos talleres; todo ello con el objetivo de preparar a los niños para su reinserción familiar. Por este motivo, durante dicho periodo los niños no están escolarizados, y es por ello también que se intenta que solo estén el tiempo indispensable en el centro. De hecho, incluso a nivel legal, se reconoce la importancia y la prioridad de este periodo de reinserción, y la justicia no autoriza la escolarización formal de los infantes en ese periodo.
El problema empieza cuando los niños ya están preparados para reincorporarse a sus familias, se ha evaluado la idoneidad del núcleo familiar, los progenitores han asistido a la escuela de padres en el mismo centro, y por demoras burocráticas el proceso judicial toma varios meses —durante los cuales no pueden retornar a sus familias ni escolarizarse desde sus núcleos familiares. Así que se cumple el dicho “justicia retardada, justicia denegada”.
Esta situación nos preocupa, porque aunque lo más importante es recomponer el hogar, y ese es el fin de Casa San José, es una pena no poder integrar antes a nuestros niños en el sistema educativo. Tras pensar mucho sobre el tema y reunirnos con los padres, encontramos una solución. Las familias estuvieron de acuerdo en inscribir a sus hijos en las escuelas respectivas de su barrio y en recoger a los niños a diario en Casa San José, llevarlos al centro educativo y devolverlos en la tarde a la casa. Aunque es un gran esfuerzo por su parte, entendieron que no valía la pena que los niños perdieran un año escolar, así que hemos podido conciliar familia y escuela.
Inicio del curso en el Centro Educativo San José, Jardines de San Juan Ajusco, México
Todo listo en el Centro Educativo San José para el inicio del curso, con un mural de bienvenida y las aulas muy arregladas y decoradas para recibir a los niños. Este año hemos elegido nombres de frutas para poder identificar a los niños en sus distintos grupos de pre-escolar: Maternal - Las Piñas, P1 - Las Moras, P2 - Las Sandías y P3 - Las Uvas, con dibujos de las frutas correspondientes en las puertas y las ventanas de cada aula.
Abrimos las puertas para la entrada de los niños, con sus batas nuevas y limpias y sus mochilas. Muchas caras nuevas y otras que conocemos de años anteriores. Les acompañan los padres, abuelos, tíos, hermanos, en algunos casos parece que ha venido la familia completa a presenciar este evento tan importante para los pequeños: ¡su primer día de clase!
Las educadoras empiezan a recibir a los niños, muchos de ellos, que ya estuvieron en el centro los años anteriores, felices con sus sonrisas de volver a encontrarse con su maestra y con sus amigos. Para los nuevos es un momento muy difícil, al darse cuenta que van a estar solos entre tantos desconocidos. Entre gritos y llantos se quedan en la escuela viendo alejarse a sus únicos amigos hasta entonces (sus papás). Con algo de trabajo, intentando calmarlos, sin darse mucha cuenta empiezan a integrarse con los demás, a hablar entre ellos, a jugar, cantar, bailar, correr y saltar.
Llega la hora de descanso, salen los niños a jugar en el patio, casi todos ya integrados con sus compañeros, uno o dos pegados a la maestra como única referencia conocida, mientras reciben una colación de fruta que ninguno rechaza.
La música, los juguetes de colores, todo son factores que ayudan en la adaptación de los niños en nuestras aulas. También se les olvida la ansiedad a la hora de las comidas, cuando algunos se calman por completo y ya no vuelven a llorar. Con la dedicación de las educadoras, los niños que entraron a gritos llorando y con miedo, terminan pasando un hermoso primer día de escuela.
Toda la primera semana de inicio de curso nos dedicamos a la adaptación, que nos ayuda a integrarnos mutuamente tanto con los padres, como a educadoras y alumnos, aunque es cierto que la adaptación no termina ahí, y que siempre estamos creciendo en nuestra convivencia a lo largo de todo el año.
En el centro San José hemos iniciado un nuevo curso, una nueva aventura para 110 niños y niñas en edad preescolar, todos ellos procedentes de familias vulnerables del barrio Jardines de San Juan Ajusco: es una aventura, también, para sus familias y para el equipo de la Comunidad de San Pablo que les acompañamos en su desarrollo.
Centros educativos infantiles en Sabana Yegua celebran graduaciones
Los centros educativos infantiles de Sabana Yegua están de graduaciones en estos días. Los niños y niñas de los tres centros de la parroquia La Sagrada Familia (San Agustín en Sabana Yegua, La Divina Misericordia en El Alto y Nuestra Señora del Carmen en Los Negros) han celebrado el fin de curso y la graduación en sus respectivos niveles. Las fiestas estuvieron repletas de actividades y de diversión para los niños, animados por un grupo de payasos de la pastoral juvenil de la parroquia.
Quizá a alguien le parezca una costumbre un poco extraña, o incluso una exageración fuera de lugar, que se “gradúen” los niños en un centro educativo infantil a los cinco años. Sin embargo, en este contexto socioeconómico, consideramos que es importante, para fortalecer la autoestima y la toma de conciencia de su propia dignidad por parte los niños, celebrar sus pequeños logros junto a sus padres y profesores. Es, en definitiva, una oportunidad para compartir en familia e integrar a los papás en la educación de sus hijos. En una zona donde las posibilidades son mínimas y las carencias económicas abismales, celebrar el pequeño logro de un niño en sus primeras etapas formativas es sembrar esperanza y la certeza de que se pueden obtener también logros más grandes en la vida.
Es por eso que en nuestros centros hemos graduado recientemente a 42 niños y niñas, que ahora pasarán a la educación formal del Estado en el nivel de inicial. En nuestra zona son todavía muy pocos los niños que reciben educación pre-escolar. Así que nuestros niños tienen ventaja: llegan a la escuela con mucha ilusión, porque ya perdieron el miedo a las aulas y tienen el hábito de ir al centro educativo; asimismo, estos niños obtendrán mejores resultados en el nivel inicial y en la primaria porque ya parten de una buena base. Nos enorgullece poder brindar a las 130 familias que componen este programa la atención educativa, nutricional y de salud necesarias para sus hijos.
Agradecemos a todos nuestros colaboradores y benefactores el apoyo que ofrecen a los centros educativos infantiles, compartiendo estos pequeños logros.
Una semana antes de que empezaran oficialmente las clases, el grupo de trabajo y las maestras del centro San José emprendieron actividades de reubicación de las aulas, acomodaron muebles, pintaron los salones retocando las puertas, asearon a profundidad paredes y pisos, y posteriormente realizaron la decoración del recinto preescolar. Todo con el fin de brindar una calurosa bienvenida a los niños de Jardines de San Juan, en las afueras de la ciudad de México, cuando llegaran a su primer día de clase.
Así hemos iniciado el nuevo ciclo escolar 2015-2016 en el Centro Comunitario de Desarrollo Infantil San José, contagiados de alegría, porque sabemos que cada día trabajamos en la construcción de valores para formar niños y niñas con mejores aspiraciones para su futuro.
El primer día de clase por la mañana, mamás y algunos papás llegaron a la puerta principal del centro para dejar a sus hijos e hijas en manos de sus “segundas mamás”, las maestras, para luego desplazarse a sus lugares de trabajo. Algunos niños llegaban ya con deseos de entrar a convivir con sus amigos y compañeros, a otros les costaba trabajo regresar ya que se la pasaban muy bien en casa con su abuelita y hermanos, otros llegaban temerosos al ser su primera vez, y los más pequeños no dejaban de llorar al notar que se desprendían de los brazos de su mamá y los recibían unos “extraños”.
Como ocurre en todas partes y en todas las edades, la adaptación al nuevo entorno educativo, después del verano, toma unos días, mientras los pequeños se acostumbran al ambiente, y al trato interpersonal con los demás. Las primeras semanas de este regreso a clases la tarea principal de las maestras es manejar bien estos aspectos para que los niños se acostumbren, se relajen y puedan convivir a gusto.
En este nuevo curso el primer día contamos ya con 106 niños y niñas, sin haber hecho una campaña previa, cosa que nos satisface mucho. En años anteriores no habíamos rebasado la cifra de 100 niños, y nos alegramos en estos momentos de poder prestar este servicio de alimentación, educación preescolar y ayuda al desarrollo a los niños que lo necesitan entre esta población joven y creciente, en la que nuestro programa goza de un índice de aceptación cada vez mayor.